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Guiñoles en Borondonia
Estas ínsulas calimosas y opacas tienen una ventaja importante y un privilegio frente al resto de territorios del planeta: tiene sus guiñoles de carne y hueso y puede ahorrarse el dinerito de los de goma. Gracias a esta cualidad, derivada de nuestro ser macarronésico más idiosincrásico, todos los días tenemos diversos numeritos gubernamentales. Los mejores, sin duda, los del PPresidente, que se lleva el óscar (domínguez, of course) a la excelencia del 'cada vez que meo, pienso', que es estrategia de gobierno (¿o será táctica?) aplicada con profusión por el procerito lerén que disfrutamos los borondonios y borondonias todas por mor de los pactos post-electorales. Su último gag, que tiene partiéndose a toda la ciudadanía (poca) que se ocupa de él: la restricción del segundas residencias, desde el pajerito de la Borondonia Bonita al bungaló de la Redonda.
Pero hay más proceritos que aspiran a grandes próceres y a disfrutar de columna en plaza pública con el dedo señalando al más allá. Así sucede con el vice soríatico que es un bicho, dicen, de mucho cuidado. Por lo pronto, le ha dado la réplica a su presunto jefe y ha dicho que lo de las segundas residencias es una memez y además imposible e inviable. Y este hombre sabe mucho de residencias. No sabemos si primeras o segundas, pero a lo tonto a lo tonto se hizo un chalé de mil pares y mientras se lo construían logró que un amigo le prestara otro prácticamente gratis. Ya se sabe desde Epicuro que la amistad proporciona grandes placeres y felicidades.
Otra "guiñola" excelente es doña Rita, que tiene ya un club de fans en el Top Secret de
CanariasAhora.es. Ella está al mando de la gallina de los huevos de oro borondonio, de calidad similar al oro cochano. Se ha puesto a estudiar inglés y a viajar, que ya se sabe que en eso consiste el turismo, en chapurrear idiomas y andar de trote por esos mundos.
No le va a la zaga en talento guiñolero Sita Milagros. Con mano firme (esa de enunciar solemnemente "no me temblará el pulso") la 'seño' le levanta el dedo corazón a los colectivos docentes enguerrillados por la homologación, derecho inventado en los 80 y aceptado por los gobiernos de entonces, que también eran de Borondonia. Las tasas del fracaso escolar son tan altas en estas ínsulas, que no se notarán mucho los efectos de un curso perdido en conflictos. Pero ella no se ha despeinado y sigue erre que erre.
Otra guiñol de perfil similar en lo del erre que erre es doña Mercedes de la Salud (Perdida). No es de extrañar que cada vez más borondonios y borondonias acudan a curanderos, polvos, rezados, acupunturas y homeopatías diversas, dado el pavoroso estado del servicio público de salud que dice gobernar esta dama, avispada como ella sola para los negocios y la pasta gansa con chaquetas de todos los colores, pues el dinero, ya se sabe, no tiene color.
Esta ha sido solamente una pequeña incursión en el apasionante mundillo de los auténticos guiñoles borondonios, que son de carne y hueso, son vida en teoría inteligente. Y lo que se ahorra de pagar muñecos, guionistas, actores y demás, que se lo den a los colegas de Santa Úrsula, que para algo todos se conocieron en el bar de la universidad de la vida (padre).
2008-05-09 11:30 | 11 Comentarios
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Comentarios
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De: El Ojo |
Fecha: 2008-05-09 11:53 |
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"Cada vez que meo, pienso" es una frecuencia quizás algo elevada, tengamos en cuenta que un varón sin problemas de próstata mea unas tres o cuatro veces al día, como media. No creo que llegue ni al "Cada vez que cago, pienso" porque, además, el cagar favorece una meditación más reposada...
Ya decía un amigo mío que no hay nada peor que un tonto motivado... en este caso se confirma plenamente. Y la galería de esperpentos-consejeras ya ni te cuento, con Rita la Bailadora al frente.
Y perdón por tan escatológica reflexión
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